
A falta de artistas, porque la lista se ha visto reducida a los de cuatro firmas disqueras, nos vemos expuestos a los mismos todo el día, así, el fenómeno reinante es la repetición. En una emisora de 24 horas de música, en realidad lo que alcanzamos a oír son las mismas 40 canciones repetidas una y otra vez (de ahí el sorprendente éxito de LOS 40 PRINCIPALES). Este fenómeno tiene consecuencias psicológicas similares a los experimentos realizados por la escuela conductista en animales: al ser sometidos a la repetición continua, se genera una reacción en el oyente, la costumbre, la cual, psicológicamente, terminamos confundiendo con el gusto… Estamos en una especie de proceso de adiestramiento, por muy feo que suene, donde nos conducen a preferir unas canciones y artistas predeterminados. Las disqueras se valen de esta estrategia porque la apreciación de la música depende mucho de la memoria, ya que es un arte etéreo que se desvanece en el tiempo y muere con el silencio; ellos necesitan que recordemos los artistas que representan para que nos acostumbremos y “nos gusten” de tal forma que nos veamos impulsados a comprar sus discos y a asistir a sus conciertos.
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